martes, 26 de marzo de 2013

La historia de los 30 rugidos en un garaje.

YLENIA LORENZO, reportaje y fotos publicadas en el peridódico la Opinión de Tenerife.



Emilio Pérez de Ascanio, tiene casi un siglo metido en el garaje.
Dentro del local está su niño Packard, pero también se encuentran Mathis, el viejo del grupo, con 89 años; Chevrolet; y Princess, entre muchos otros.



Éstas son algunas marcas de los 30 vehículos antiguos que posee este orotavense y que aún son capaces de rugir a pesar de sus largas historias. La pasión por las reliquias automovilísticas ha llevado a Emilio a convertirse en el dueño del parque móvil más grande del Club de Amigos de los Coches Antiguos de Tenerife.
Pese a los tesoros que guarda en el local, Emilio no es una de esas personas a las que les da miedo mostrar sus autos a plena luz del día, eso sí, a horas en las que no haya mucho tráfico. En las pocas veces que coge la autopista con alguno de ellos "parece que alguien se te va a abalanzar encima", afirma.



No sería de extrañar ver un coche fúnebre de 1929 por una calle.
Hace unos 15 años, él y su grupo de amigos lo sacaron del parque con dos garrafones de vino metidos en el espacio para los ataúdes, "y a nadie le dio repelús beber ahí", bromea. Todavía conserva, incluso, las corones de flores que se utilizaban para adornar al fallecido, unos ramos que nunca marchitan porque están hechos de hojalata y porcelana. Para cubrir en parte el féretro, del techo cuelgan unas cortinas negras que le confieren una imagen tétrica y, como adorno, el vehículo cuenta en lo alto con unos plumajes de color azabache.



Entre sus adquisiciones también destaca el Ford de correos del año 25, que salía de la Plaza de Los Patos para recoger la correspondencia que llegaba al muelle de Santa Cruz. Ahora, está convertido en un automóvil de bomberos con su correspondiente conductor, un maniquí con la vestimenta que se ponen estos profesionales.



A pesar del interés que generan todos sus vehículos, uno de los más llamativos, sin duda, es el Princess, capaz de cortarle la mano a cualquiera que intente colarla por la ventanilla y con un doble cristal en su interior para salvaguardar las distancias con el chófer militarizado.



Se registró con la matrícula del ejército en 1962, en pleno franquismo. Perteneció a Capitanía hasta 1995 y está en manos de Emilio desde entonces. Su color negro brillante y su elegancia revelan que era importante. Cuenta con siete plazas y estaba reservado para las grandes personalidades que llegaran a la Isla.
En él llegó a subirse Juan de Borbón y, según algunos, también fue utilizado por el caudillo, aunque para otros no está muy claro. "Conozco a mandos de escoltas de la época", apunta el propietario.


Sea como sea, un cuadro de Franco cuelga hoy de una pared del garaje para resguardar las espaldas del coche.
De los alrededor de 30 vehículos que tiene el orotavense, es éste, con el registro TF-2000 BF, el que más veces ve la luz del sol.

Continuara este interesante reportaje...

1 comentario:

  1. una duda, viendo los modelos y los años, me sorprende las diferencias respecto al Volkswagen si consideramos que Volkswagen se creo en el 30 y poco... ?

    Gracias

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